Te subís al ascensor. Estás acelerado. Mas bien sacado.
Te paras ahí donde mas te gusta, en la esquinita justo abajo del botón con el nro 4.
Te encontrás en el espejo. Vés que tus ojeras se resaltan como queriendo avisar algo.
Querés ver tus ojos de cerca. No te animás a dejar tu lugarcito y te sentís un pelotudo.
Pensás: -Qué pierdo si me muevo 2 pasos mas para delante?
Sonreís y te acercas al espejo. Mirás tus pupilas que están a punto de estallar.
Tu ojo es pupila, ya no hay ojo. Te asustás, tu piel emana paranoia. Sentís claustrofobia.
Querés salir de ahí dentro, no podés. Movés tu cabeza para todos los costados y las 2 personas que acompañan tu subida se multiplican por mil.
Todo es hermetico. Deseás ser transparente y desaparecer. La gente te mira como a un loco.
Vos sabés con firmeza que no estas loco y repetís con una voz fuerte y viril "no estoy loco"
"no estoy loco" Cuanto mas repetís esa frase, mas se asustan. Te miran con terror.
Transpirás y estás palido. Lo vés claramente en tu reflejo. Tenés pánico de desmayarte. Respirás profundo. No! no! -pensás- si respiro asi es peor. Respirás despacio.
Por tu cabeza pasan millones de pensamientos y hay uno que es casi constante "me voy a morír". Se detiene el ascensor. Inspirás profundo y la exalación del aire te devuelve el color.
Se abren las puertas y salís apurado. Escapás de esos 2 pares de ojos que miran aterrados.
Te perdés rápidamente entre la gente que va y viene y pensás: "Acá no pasó nada".
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